La situación global actual, ha orillado a las empresas a implementar esquemas de trabajo que antes no eran comunes o utilizados con frecuencia. Las exigencias de estos tiempos nos llevan a pensar en alternativas que puedan funcionarnos como empresa y como colaborador. La adaptación a estos nuevos procesos puede llevar un tiempo prolongado de ajuste y será un ensayo de prueba y error al que se le tendrán que ir haciendo modificaciones para su mejor funcionamiento.
Tal vez la pregunta más frecuente es ¿Cuántos días a la semana debe un empleado acudir a trabajar presencialmente? Es difícil definir como tal y generalizar cuántos días debe asistir la gente a laborar físicamente, depende de sus actividades, la infraestructura de la empresa, la coordinación de los equipos de trabajo, etc.
Si buscas una guía para definir ese tema, tal vez esto te funcione:
• Es importante definir qué tipo de trabajo puede realizarse vía remota y cuál debe hacerse presencial.
• Definir bajo qué esquema, remoto o presencial, funcionan mejor las reuniones de trabajo.
• Considera cómo equilibrar la carga y funciones dentro del equipo mientras algunos están de manera presencial y otros de manera remota.
• La comunicación debe ser igual de eficaz tanto con quienes trabajen presencialmente, como vía remota.
• Los equipos deben buscar una organización de manera que el flujo de trabajo y la evolución de los proyectos no se vean afectados por el trabajo remoto de algunos integrantes del equipo.
Lo que es muy importante considerar, es que el retorno a la vida laboral sea híbrida o totalmente presencial, no podrá ser de un día para otro y que será un proceso en el que tanto empleadores como colaboradores, tendrán que cooperar y adaptarse. Las empresas deberán estar preparadas para enfrentar los cuestionamientos de sus empleados sobre el esquema que se utilice. Mantener la escucha activa ayudará a tomar mejores decisiones.
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